NOS DEBEIS UN CUENTACUENTOS
El viernes por la noche se celebró el vigésimo séptimo cumpleaños de Ruth, esa maravillosa muchacha (27 años no son tantos, o al menos así lo espero) de profesión veterinaria y de afición sus masajes (sus de ella, quiero decir a ella y principalmente en los pies). La celebración se desarrolló en un local bastante cuco y más helado que sorbete de lima situado junto al Mercado de Jesuitas, y en ella se celebró un cuentacuentos, bailes orientales, exhibición de air guitar y levantamiento de vidrio en barra. Todo fue a la perfección, al menos yo me lo pase como un enano, pero hubo una cosilla que me dejó mal sabor de boca y que os pido me ayudéis a subsanar.
Lo que ocurrió fue que des pues de dos horas de baile cuenta cuentos y demás, hubo un momento en que todo el mundo quería entregar sus regalos a la homenajeada y marcharse a casa porque ya era tarde. En todo su derecho estaban pero no se percataron que aun quedaban dos cuentos por relatarse: el mío y el de Pedro Corpa.
A mi personalmente tampoco me importa tanto, el cuento, como mas tarde veréis no es gran cosa, se cuenta en cinco minutos y me lo preparé esa misma mañana mientras iba a trabajar, además como yo era un contador con el que no se contaba (perdón por el retruécano) tampoco me extrañó demasiado . Pero en el caso del cuento de Pedro me da mas rabia porque el si que iba a contar desde el principio y se fue un poco dolido por no haberlo podido hacer dadas las horas que eran.
De este modo anuncio que voy a tratar de organizar un cuentacuentos al que estáis todos invitados, como público o como contador, para subsanar este error y quitarme el gusanillo de las tablas (hace años que no me subo a un escenario).Aun no se ni donde ni cuando pero os exijo que, si os interesa, me deis el coñazo hasta que me mueva y lo haga.
La otra razón de este artículo es mostraros el cuento que elegí, prácticamente al azar para mi actuación. Ya me diréis que os parece a mi me hizo gracia.
30.1.07
El Rabino de janowo
Una vez salió el rabino de Janowo en tartana a la feria de Pantschowa, con intención de pernoctar en Mokri.
Esto es una cosa que a primera vista parece tan sencilla como coser y cantar. Pero en la realidad sucede que cuando hay feria en Pantschowa, allá van todos los judíos, y cada vez que allí van los judíos, pernoctan indefectiblemente todos en Mokri. Por eso, cuando el rabino llegó a este pueblo se encontró con que no había en la posada un palmo desocupado y no le quedó más remedio que resignarse a pasar la noche en su tartana dentro de un pajar.
Moisesillo Bandwurn, el cochero, metió el carruaje al abrigo del tejado, ató los caballos a la lanza con la cabeza vuelta hacia la tartana para que pudiesen tomar su pienso del pesebrillo delantero, dispuso lecho para el rabino dentro del carruaje y debajo de él para sí, y con esto había llegado la noche.
Luego que el rabino hubo rezado sus preces, dijo:
-- ¿Has rezado para que no nos roben los caballos, Moisesillo?
-- No, maestro.
-- Pues reza con fervor y..., además, cuida de atar bien el tiro.
Hizo el cochero lo que le habían mandado, y no bien hubo terminado volvió el rabino a la carga.
-- Moisesillo: si has rezado con verdadero fervor y no te has olvidado de atar los caballos que mejor supiste y, además, te mantienes en vela y ojo alerta, entonces, a pesar del peligro que consigo trae este desorden de las ferias, es posible que no nos roben los animales.
Descanse el maestro --contestó Moisesillo --, que yo no pegaré ojo ni dejaré de estar al tanto...
Llevose entonces el rabino ambas manos a la cabeza, murmuró unas últimas preces y, lentamente, subió a la tartana.
A esto de media noche despertó el rabino en su incómodo lecho sobresaltado por unos ladridos de perro, y llamó a Moisesillo:
-- ¿Qué queréis maestro?
-- ¿Dormías Moisesillo?
-- No, maestro.
-- ¿Qué haces entonces?
-- Estaba meditando, maestro.
-- ¿Y sobre qué meditabas Moisesillo?
-- Pues estaba pensando...., estaba pensando en... adónde irá a parar la cera cuando una vela se consume
-- Muy bien. Mientras se te ocurra pensar en cosas tan interesantes seguro estoy de que no te dormirás -- aprobó el rabino, curado del sobresalto y volviéndose del otro lado para dormir tranquilamente.
Una fría corriente de aire penetró por los resquicios de la mal ensamblada puerta del pajar y el rabino volvió a despertarse.
-- ¡Eh, Moisesillo! -- llamó.
-- ¿Qué quieres, maestro?
-- ¿Duermes, Moisesillo?
-- No, maestro.
-- ¿Qué haces entonces?
-- Meditando, maestro.
-- ¿Y en qué meditas?
-- Pienso..., pienso... en adónde va a parar la madera de las tablas que desaparece al par paso a los clavos.
-- No está mal. Mientras tengas buenas ocurrencias, ya se yo que no te dormirás -- dijo el rabino, volviéndose aliviado del otro costado
Empezaban a palidecer las estrellas cuando el canto del gallo despertó al rabino.
-- ¡Eh, Moisesillo! -- llamó.
-- ¿Qué deseáis, maestro?
-- ¿Dormías, Moisesillo?
-- No, maestro.
-- ¿Qué hacías entonces?
-- Meditaba, maestro.
-- ¿Y en qué piensas, Moisesillo?
-- Maestro...: si he decir la verdad, pienso..., pienso... en que las puertas están bien cerradas, en que aquí nada se ha movido y, sin embargo..., ¿a dónde han ido a parar los caballos?
CUENTOS DE Judíos. REB NACHMAN DE BRATZLAV.
Una vez salió el rabino de Janowo en tartana a la feria de Pantschowa, con intención de pernoctar en Mokri.
Esto es una cosa que a primera vista parece tan sencilla como coser y cantar. Pero en la realidad sucede que cuando hay feria en Pantschowa, allá van todos los judíos, y cada vez que allí van los judíos, pernoctan indefectiblemente todos en Mokri. Por eso, cuando el rabino llegó a este pueblo se encontró con que no había en la posada un palmo desocupado y no le quedó más remedio que resignarse a pasar la noche en su tartana dentro de un pajar.
Moisesillo Bandwurn, el cochero, metió el carruaje al abrigo del tejado, ató los caballos a la lanza con la cabeza vuelta hacia la tartana para que pudiesen tomar su pienso del pesebrillo delantero, dispuso lecho para el rabino dentro del carruaje y debajo de él para sí, y con esto había llegado la noche.
Luego que el rabino hubo rezado sus preces, dijo:
-- ¿Has rezado para que no nos roben los caballos, Moisesillo?
-- No, maestro.
-- Pues reza con fervor y..., además, cuida de atar bien el tiro.
Hizo el cochero lo que le habían mandado, y no bien hubo terminado volvió el rabino a la carga.
-- Moisesillo: si has rezado con verdadero fervor y no te has olvidado de atar los caballos que mejor supiste y, además, te mantienes en vela y ojo alerta, entonces, a pesar del peligro que consigo trae este desorden de las ferias, es posible que no nos roben los animales.
Descanse el maestro --contestó Moisesillo --, que yo no pegaré ojo ni dejaré de estar al tanto...
Llevose entonces el rabino ambas manos a la cabeza, murmuró unas últimas preces y, lentamente, subió a la tartana.
A esto de media noche despertó el rabino en su incómodo lecho sobresaltado por unos ladridos de perro, y llamó a Moisesillo:
-- ¿Qué queréis maestro?
-- ¿Dormías Moisesillo?
-- No, maestro.
-- ¿Qué haces entonces?
-- Estaba meditando, maestro.
-- ¿Y sobre qué meditabas Moisesillo?
-- Pues estaba pensando...., estaba pensando en... adónde irá a parar la cera cuando una vela se consume
-- Muy bien. Mientras se te ocurra pensar en cosas tan interesantes seguro estoy de que no te dormirás -- aprobó el rabino, curado del sobresalto y volviéndose del otro lado para dormir tranquilamente.
Una fría corriente de aire penetró por los resquicios de la mal ensamblada puerta del pajar y el rabino volvió a despertarse.
-- ¡Eh, Moisesillo! -- llamó.
-- ¿Qué quieres, maestro?
-- ¿Duermes, Moisesillo?
-- No, maestro.
-- ¿Qué haces entonces?
-- Meditando, maestro.
-- ¿Y en qué meditas?
-- Pienso..., pienso... en adónde va a parar la madera de las tablas que desaparece al par paso a los clavos.
-- No está mal. Mientras tengas buenas ocurrencias, ya se yo que no te dormirás -- dijo el rabino, volviéndose aliviado del otro costado
Empezaban a palidecer las estrellas cuando el canto del gallo despertó al rabino.
-- ¡Eh, Moisesillo! -- llamó.
-- ¿Qué deseáis, maestro?
-- ¿Dormías, Moisesillo?
-- No, maestro.
-- ¿Qué hacías entonces?
-- Meditaba, maestro.
-- ¿Y en qué piensas, Moisesillo?
-- Maestro...: si he decir la verdad, pienso..., pienso... en que las puertas están bien cerradas, en que aquí nada se ha movido y, sin embargo..., ¿a dónde han ido a parar los caballos?
CUENTOS DE Judíos. REB NACHMAN DE BRATZLAV.
25.1.07
PRESENTACION II (¿LO VOLVEMOS A INTENTAR?)
Tal y como me temía el impulso de escribir se me acabo a los tres artículos (y el primero era la presentación) y es que soy un hindú inconstante. Llevo sin escribir nada desde julio y en este tiempo he llegado a conocer mejor a algunos “blogueros” de los que voy a intentar aprender a mantener activo este pequeño rincón. Y es que me he dado cuenta de que el blog no es solo un monumento al ego, aunque tenga algo de ello, sino que es un lugar que requiere un esfuerzo, un compromiso. Y eso es lo que voy a hacer: comprometerme. Empezare por estos dos puntos.
Me comprometo a escribir un articulo por semana (ya se que no es mucho pero no me atrevo a exigirme mas porque me conozco).
Me comprometo a aprender a usar todas las herramientas a mi disposición, de modo que esto no solo sea un lugar donde leer las diatribas de este hindú atribulado, sino donde pasar un ratito agradable. (Videos, youtube, fotos e ilustraciones,…)
Por ahora, aunque sea trampa, ya he cumplido por esta semana y os pido una cosa si leéis esto y no lo cumplo me comprometo a recibir una colleja y dar las gracias. Un abrazo y muchas gracias a todos los que leeis a este torpe hindú que ha perdido su sitar.
Tal y como me temía el impulso de escribir se me acabo a los tres artículos (y el primero era la presentación) y es que soy un hindú inconstante. Llevo sin escribir nada desde julio y en este tiempo he llegado a conocer mejor a algunos “blogueros” de los que voy a intentar aprender a mantener activo este pequeño rincón. Y es que me he dado cuenta de que el blog no es solo un monumento al ego, aunque tenga algo de ello, sino que es un lugar que requiere un esfuerzo, un compromiso. Y eso es lo que voy a hacer: comprometerme. Empezare por estos dos puntos.
Me comprometo a escribir un articulo por semana (ya se que no es mucho pero no me atrevo a exigirme mas porque me conozco).
Me comprometo a aprender a usar todas las herramientas a mi disposición, de modo que esto no solo sea un lugar donde leer las diatribas de este hindú atribulado, sino donde pasar un ratito agradable. (Videos, youtube, fotos e ilustraciones,…)
Por ahora, aunque sea trampa, ya he cumplido por esta semana y os pido una cosa si leéis esto y no lo cumplo me comprometo a recibir una colleja y dar las gracias. Un abrazo y muchas gracias a todos los que leeis a este torpe hindú que ha perdido su sitar.
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