DECISIONES Y FORMAS O ¿POR QUÉ, TÍO?
Antes de empezar quisiera pedir disculpas a los que esto leéis, que alguno habrá, por haber faltado a la promesa que hice de publicar al menos una vez por semana. No volverá a pasar.
En segundo lugar también voy a pedir disculpas. Esta vez a mi mismo, por faltar a una promesa que me hice cuando volví a publicar. Por desencuentros relacionados con este tipo de medio de comunicación, vi involucrados a algunos de mis mejores amigos en un berenjenal de lo más desagradable simplemente porque una persona, con una impresión equivocada y/o distorsionada de ciertos hechos, se vio en la obligación moral de echarles un rapapolvo en su blog. Fue muy desagradable, y por ello me prometí a mi mismo no hacer nada parecido en este lugar de esparcimiento que espero sea NO ME GUSTA QUE PINTEN A LOS ELEFANTES. Pues en esta ocasión voy a hacer una excepción al respecto porque personas a las que quiero mucho están sufriendo un injustificado maltrato por parte de alguien que, además, debería ser el último en tratarlas así. De modo que ahora vamos a lo que nos ocupa.
Decisiones y formas. Todos tomamos decisiones, la vida se basa en ello. Es más, diría que no sólo se basa en las decisiones en sí, sino también en las formas que adoptamos a la hora de tomar una decisión o dejar de tomarla.
Últimamente yo mismo he tomado decisiones importantes, que condicionarán el resto de mi vida. Puede parecer demasiado dramático pero es cierto, de modo que estoy especialmente sensible a la hora de analizar y encarar las decisiones que veo toman los demás, y sobre todo las formas que adoptan. Y, perdóneme aquel que crea que estoy cayendo en un juicio de valor, creo que la mayoría de las veces optamos por el camino fácil, que es, a menudo, el equivocado, el camino en el que, para obtener nuestros fines, machacamos a los que se nos cruzan en un ejercicio absurdo de egoísmo y estupidez.
La persona en particular a la que este escrito se refiere ha decidido distanciarse de gente que en los últimos meses han sido su círculo más cercano, su único apoyo en los malos momentos (y esta persona tiene muchos), aún cuando hubiera momentos en los que maldita gracia les hacía encarar los problemas de otro (ya tenían más que suficiente con los suyos, doy fe de ello). Esta decisión puede parecer desafortunada, no voy a juzgarla, pero lo que no puedo dejar de hacer es emitir mi opinión (y si veo pertinente juzgar, juzgaré) en lo referente al modo en que ha sido llevada a cabo, pues me parece que se ha tratado de manera injusta a gente a la que quiero, y lo que es peor, se les ha hecho daño y se les ha intentado dejar por malas personas. Y en ese caso siempre podrán contar con mi espada (no puedo dejar de ser friki ni cuando estoy serio, diantre).
Voy a decir lo que pienso, basándome en lo que he visto, y se lo voy a decir directamente a la persona implicada para que venga a pedirme explicaciones si así lo estima oportuno (y porque me cuesta menos escribir de esta manera).
Porque, querido papanatas, no se puede vampirizar afecto a dos personas que te querían y se preocupaban por ti mas allá de lo que exige la más intima de las amistades, para luego, cuando empiezan a exigir la mas mínima reciprocidad (en eso consiste la amistad, estimado membrillo) te dé pereza y decidas dejarlas. De todas formas, esto no es lo que más me irrita, simplemente podías haber quedado como un egoísta más que, una vez usados, deja de lado a la gente, exprimidos y decepcionados. Tú has ido más allá, has buscado nuevas víctimas, ya que para no quedar mal te has inventado imaginarias ofensas que nadie ha visto (o al menos yo no he visto, y he estado con vosotros mucho tiempo) de modo que gente que en estos momentos no estaban conectados a tu entorno te sirvieran como nuevos surtidores de energía (los amigos no son estaciones de servicio, ¡besugo!) , ya que no eres capaz de vivir sin fagocitar las energías de otras personas, hasta que se sienten tan miserables como tú. Ése, creo, ha sido el punto de inflexión en tu relación con estas personas, cuando todos estabais bien jodidos tú eras, mezquinamente, un poquito más feliz viendo que a tu alrededor la gente también se sentía desgraciada y simpatizaba contigo cien por cien. Cuando esa misma gente empieza a levantar el vuelo, tú, en vez de alegrarte, te dedicas a exigir más y más atención, y cuando no te la dan te enfadas y te montas la película. Tengo que reconocer una cosa: como parásito emocional no tienes precio, figura, pero aquí te has equivocado de medio a medio y te va a costar arreglarlo, si es que puedes. Sólo espero que la decisión que has tomado la hayas tomado tú solito, ya que si te han aconsejado hacer lo que has hecho, no creo que lo hayan hecho personas que de verdad te aprecien como te apreciaban, como te querían, estas dos a las que has perdido, probablemente para siempre.
Para terminar, otra ronda de disculpas. Pido disculpas por adelantado por si a alguien esta carta le parece inconveniente. Si alguien se siente insultado y/o aludido, ya saben dónde encontrarme, y estaré dispuesto a dar todas las explicaciones que se me exijan y a pedir perdón si es pertinente y me he equivocado.
Con esto me despido, esperando no tener que escribir nunca más nada parecido.
Antes de empezar quisiera pedir disculpas a los que esto leéis, que alguno habrá, por haber faltado a la promesa que hice de publicar al menos una vez por semana. No volverá a pasar.
En segundo lugar también voy a pedir disculpas. Esta vez a mi mismo, por faltar a una promesa que me hice cuando volví a publicar. Por desencuentros relacionados con este tipo de medio de comunicación, vi involucrados a algunos de mis mejores amigos en un berenjenal de lo más desagradable simplemente porque una persona, con una impresión equivocada y/o distorsionada de ciertos hechos, se vio en la obligación moral de echarles un rapapolvo en su blog. Fue muy desagradable, y por ello me prometí a mi mismo no hacer nada parecido en este lugar de esparcimiento que espero sea NO ME GUSTA QUE PINTEN A LOS ELEFANTES. Pues en esta ocasión voy a hacer una excepción al respecto porque personas a las que quiero mucho están sufriendo un injustificado maltrato por parte de alguien que, además, debería ser el último en tratarlas así. De modo que ahora vamos a lo que nos ocupa.
Decisiones y formas. Todos tomamos decisiones, la vida se basa en ello. Es más, diría que no sólo se basa en las decisiones en sí, sino también en las formas que adoptamos a la hora de tomar una decisión o dejar de tomarla.
Últimamente yo mismo he tomado decisiones importantes, que condicionarán el resto de mi vida. Puede parecer demasiado dramático pero es cierto, de modo que estoy especialmente sensible a la hora de analizar y encarar las decisiones que veo toman los demás, y sobre todo las formas que adoptan. Y, perdóneme aquel que crea que estoy cayendo en un juicio de valor, creo que la mayoría de las veces optamos por el camino fácil, que es, a menudo, el equivocado, el camino en el que, para obtener nuestros fines, machacamos a los que se nos cruzan en un ejercicio absurdo de egoísmo y estupidez.
La persona en particular a la que este escrito se refiere ha decidido distanciarse de gente que en los últimos meses han sido su círculo más cercano, su único apoyo en los malos momentos (y esta persona tiene muchos), aún cuando hubiera momentos en los que maldita gracia les hacía encarar los problemas de otro (ya tenían más que suficiente con los suyos, doy fe de ello). Esta decisión puede parecer desafortunada, no voy a juzgarla, pero lo que no puedo dejar de hacer es emitir mi opinión (y si veo pertinente juzgar, juzgaré) en lo referente al modo en que ha sido llevada a cabo, pues me parece que se ha tratado de manera injusta a gente a la que quiero, y lo que es peor, se les ha hecho daño y se les ha intentado dejar por malas personas. Y en ese caso siempre podrán contar con mi espada (no puedo dejar de ser friki ni cuando estoy serio, diantre).
Voy a decir lo que pienso, basándome en lo que he visto, y se lo voy a decir directamente a la persona implicada para que venga a pedirme explicaciones si así lo estima oportuno (y porque me cuesta menos escribir de esta manera).
Porque, querido papanatas, no se puede vampirizar afecto a dos personas que te querían y se preocupaban por ti mas allá de lo que exige la más intima de las amistades, para luego, cuando empiezan a exigir la mas mínima reciprocidad (en eso consiste la amistad, estimado membrillo) te dé pereza y decidas dejarlas. De todas formas, esto no es lo que más me irrita, simplemente podías haber quedado como un egoísta más que, una vez usados, deja de lado a la gente, exprimidos y decepcionados. Tú has ido más allá, has buscado nuevas víctimas, ya que para no quedar mal te has inventado imaginarias ofensas que nadie ha visto (o al menos yo no he visto, y he estado con vosotros mucho tiempo) de modo que gente que en estos momentos no estaban conectados a tu entorno te sirvieran como nuevos surtidores de energía (los amigos no son estaciones de servicio, ¡besugo!) , ya que no eres capaz de vivir sin fagocitar las energías de otras personas, hasta que se sienten tan miserables como tú. Ése, creo, ha sido el punto de inflexión en tu relación con estas personas, cuando todos estabais bien jodidos tú eras, mezquinamente, un poquito más feliz viendo que a tu alrededor la gente también se sentía desgraciada y simpatizaba contigo cien por cien. Cuando esa misma gente empieza a levantar el vuelo, tú, en vez de alegrarte, te dedicas a exigir más y más atención, y cuando no te la dan te enfadas y te montas la película. Tengo que reconocer una cosa: como parásito emocional no tienes precio, figura, pero aquí te has equivocado de medio a medio y te va a costar arreglarlo, si es que puedes. Sólo espero que la decisión que has tomado la hayas tomado tú solito, ya que si te han aconsejado hacer lo que has hecho, no creo que lo hayan hecho personas que de verdad te aprecien como te apreciaban, como te querían, estas dos a las que has perdido, probablemente para siempre.
Para terminar, otra ronda de disculpas. Pido disculpas por adelantado por si a alguien esta carta le parece inconveniente. Si alguien se siente insultado y/o aludido, ya saben dónde encontrarme, y estaré dispuesto a dar todas las explicaciones que se me exijan y a pedir perdón si es pertinente y me he equivocado.
Con esto me despido, esperando no tener que escribir nunca más nada parecido.